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La gobernanza es clave para los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la Agenda Post 2015

Las Naciones Unidas (ONU) aprobaron en el año 2000 los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), como agenda común global para iniciar el Siglo XXI reduciendo de manera sustancial la pobreza y promoviendo el desarrollo humano en forma sostenible.

Para tomar la posta, el Secretario General de la ONU Ban Ki Moon constituyó recientemente un equipo de trabajo que ha venido presentando propuestas de agenda y objetivos globales Post 2015.

Al respecto, durante mi participación en el panel “La Alianza para el Gobierno Abierto y la Agenda Post-2015: perspectivas y retos” -parte del Encuentro Regional de las Américas, América Abierta, de la Alianza para el Gobierno Abierto (OGP por sus siglas en inglés)- elaboré la proposición de que la pregunta sobre el papel de la gobernanza en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) no es si será incluida, sino cómo.

Definimos gobernanza como el conjunto de instituciones que determinan como se ejerce la autoridad en un país; esta comprende i) el proceso de selección, supervisión y reemplazo de los gobiernos y sus mecanismos de rendición de cuentas al público; ii) la capacidad del gobierno para manejar los recursos públicos, proveer servicios públicos y ejecutar políticas efectivas, y, iii) el respeto, por parte del Estado y los ciudadanos, de sus instituciones. Por lo tanto cuando nos referimos a gobernanza es clave enfocarse en transparencia, participación ciudadana, libertad de expresión, lucha contra la corrupción, y justicia

Mi confianza sobre la incorporación de la gobernanza en los ODS Post-2015 se sustenta en el alto costo que su ausencia ha tenido para los Objetivos del Milenio (ODM) aprobados en el 2000: docenas de países no cumplieron las metas del ODM debido a que avanzaron muy lentamente precisamente en temas de gobernanza.

En este sentido, quisiera proponer algunos puntos sobre el papel que debe tener la gobernanza en la propuesta actual del Grupo Abierto de Trabajo (GAT) para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en miras al establecimiento de la Agenda de Desarrollo Sostenible Post-2015.

En primer lugar, los ODM del 2000 enfrentaron resistencias políticas desde los distintos oficialismos, con excusas metodológicas como que la gobernanza es un insumo al desarrollo y no un resultado, o que la gobernanza no se puede medir.

Hoy, si bien la resistencia oficialista a incorporar seriamente la gobernanza persiste, existe una conciencia sobre los costos de no incluirla, impulsado por el activismo de lideres mundiales, de la sociedad civil y de ‘think tanks’, así como avances en la medición y recolección de datos. En este sentido cabe destacar iniciativas como la de High Level Panel on the Post-2015 Development Agenda, y luego OGP y la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractiva (EITI por sus siglas en inglés).

Esto nos lleva a una segunda reflexión: la gobernanza está presente en el objetivo 16 de la propuesta de los ODS en este momento, pero ¿Cómo sobrevivirá cuando los ODS post-2015 sean oficialmente aprobados por la ONU?

En este sentido, la pregunta clave es ¿cómo será incluida? Naturalmente, de esta premisa se desprenden otra serie de interrogantes que también necesitan ser atendidas: ¿será la gobernanza un objetivo por su cuenta, o será integrado a otros y su importancia diluida? ¿Será una meta universal y aplicada en forma consistente para todos? ¿Y sus componentes específicos estarán sujetos a monitoreo serio y a medición? Si bien es muy importante que existan principios y metas universales en los ODS en las dimensiones claves de gobernanza, hay detalles en donde sería pertinente mantener un grado de flexibilidad que permita elaborar algunas metas a nivel país.

En tercer lugar, es importante dejar en claro que la calidad de la gobernanza, en sus dimensiones claves, es medible. Docenas de fuentes de datos e indicadores ya existen, con mediciones que son periódicas y cubren prácticamente el mundo entero: Indicadores nuestros que cubren seis dimensiones de gobernanza -llamados los
Worldwide Governance Indicators (WGI)- resumen la información de docenas de fuentes distintas de datos; iniciativas como las de Ibrahim Index of African Governance (IIAG), que también se basa en indicadores múltiples de otras fuentes; y también nuestro Resource Governance Index (RGI) de NRGI, son solo algunos ejemplos.

Obviamente debemos seguir mejorando en cuanto a recolección y calidad de datos e indicadores (lo cual es el caso también con los indicadores de las otras metas), pero hoy en día la medición no puede ser una excusa para no incluir metas de gobernanza en los ODS para el Post 2015.

En cuarto lugar, es importante tomar en cuenta la evidencia académica -de la mano del poder de los datos- más la experiencia del desarrollo en la práctica, que es clara en demostrar que varios elementos de gobernanza son determinantes claves para las metas de desarrollo. Específicamente, hay que promover metas relacionadas con transparencia; participación ciudadana; libertad de expresion y rendición de cuentas; lucha contra la corrupción; y, justicia.

Es importante recalcar que un enfoque miope, que solo incluya uno de estos aspectos de gobernanza, debilitaría la agenda de la gobernanza y del desarrollo sostenible. Esto se debe al hecho de que existen complementariedades claves entre las distintas dimensiones de la gobernanza. La transparencia debe ir de la mano con la participación ciudadana y la rendición de cuentas y con el desarrollo de las instituciones claves del estado de derecho. Si no, corremos el riesgo de terminar con una mención angosta y limitada de gobernanza -solo ‘en papel’- en los ODS post-2015, como si fuera una suerte de ‘transparencia zombie’: transparencia con impunidad, transparencia que no se traduce ni en reformas ni en acción.

A pesar de todos los argumentos en favor de tener metas claras y medibles de gobernanza en los ODSs, habrá resistencia política de algunos gobiernos que intentaran de que el tema de gobernanza en el ODS sea débil. Los líderes reformistas y la sociedad civil tienen que seguir presionando para que esto no ocurra. Iniciativas multi-actor como OGP y EITI tendrán una oportunidad este enero, cuando las negociaciones acerca del ODS post-2015 nos ofrezcan una ventana de oportunidad para emitir mensajes conjuntos que promuevan el objetivo 16 ante la ONU y demuestren el apoyo que el objetivo de gobernabilidad tiene desde la sociedad civil, gobiernos reformistas y el sector privado.

Daniel Kaufmann es presidente del Natural Resource Governance Institute (NRGI) y economista pionero en los campos de gobernanza y lucha contra la corrupción. Sepa más

Este blog fue creado originalmente en español en La Mula.

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