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¿Atados de manos? Cómo los términos contractuales de la industria petrolera pueden limitar la flexibilidad de la política climática de los Gobiernos

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El camino para lograr cero emisiones netas exige que los Gobiernos y las empresas emprendan una acción conjunta para enfrentar el cambio climático; sin embargo, en los países productores de petróleo los contratos petroleros tradicionales pueden suponer un obstáculo. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ha advertido que el calentamiento global superará los 1,5 grados Celsius, o incluso los 2° C, si no se reducen las emisiones. Al mismo tiempo, la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) ha propuesto una suspensión de las aprobaciones para el desarrollo de nuevos yacimientos de petróleo y gas a partir de 2021, a fin de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius.

Los productores actuales e incipientes podrían querer ir más allá de solo reaccionar a las cambiantes políticas climáticas de gobiernos extranjeros o compañías petroleras internacionales: quizás deseen emprender acciones concretas para descarbonizar y desarrollar la resiliencia climática en sus propios sectores petroleros. Con todo, los contratos a largo plazo de exploración y producción de petróleo que firman los gobiernos con las empresas pueden limitar considerablemente esta flexibilidad durante décadas.

¿Los países productores han comenzado a modificar los términos de sus contratos petroleros en respuesta a los riesgos del cambio climático y la transición energética?

Para explorar este tema, el autor de este informe analizó 34 contratos y modelos de contrato de 11 países. Este análisis se centró en las cláusulas de estabilización, arbitraje y fuerza mayor.

Los contratos analizados no evidencian todavía un cambio en dichas cláusulas como respuesta a los riesgos del cambio climático y a la necesidad de flexibilidad por parte de los gobiernos para emprender acciones en materia de políticas climáticas.

Mensajes clave
  • El abandono progresivo de los combustibles fósiles hacia fuentes renovables de energía tendrá un impacto considerable en los países productores de petróleo cuyos Gobiernos necesitarán manejarse con flexibilidad para adaptar el sector petrolero a las nuevas realidades.
  • Una revisión de 34 contratos - a disposición del público - en 11 países, celebrados desde el Acuerdo de París de 2015, demuestra que el lenguaje contractual puede limitar la flexibilidad de los Gobiernos en materia de políticas y puede no abordar de forma adecuada los riesgos de eventos climáticos.
  • Las cláusulas tradicionales, tales como las de estabilización, arbitraje y de fuerza mayor, deberían reconsiderarse para abordar los riesgos del cambio climático y la necesidad de emprender acciones en materia de políticas climáticas.
  • El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático ha advertido que el calentamiento global superará los 1,5 grados Celsius o incluso los 2° C, si no se reducen las emisiones. Por su parte, la Agencia Internacional de Energía ha propuesto una suspensión de las aprobaciones para el desarrollo de nuevos yacimientos de petróleo y gas como un medio para lograr cero emisiones netas. Por lo tanto, continuar con el desarrollo petrolero supone muchos riesgos para los productores de petróleo.
  • Los Gobiernos que, a pesar de todo, elijan seguir adelante con nuevos proyectos petroleros para cumplir sus metas de desarrollo a nivel nacional deberían evaluar y adaptar los contratos, así como el marco legal de sus sectores petroleros para hacer frente a los riesgos que suponen la transición energética y el cambio climático.

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