“Caremongering” en tiempos de coronavirus: Actos espontáneos de altruismo y la solidaridad virtual
Nota: Esta publicación apareció primero en el blog de ‘Future Development’ (Desarrollo Futuro) de Brookings Institution.
Estoy madrugando, recluido en nuestro departamento en un barrio que era hasta hace una semana el vibrante centro de actividades para la juventud en Washington, D.C. Estudio el contenido de cuatro pantallas en frente de mí, intentando comprender los datos sobre la propagación y letalidad del coronavirus alrededor del mundo, mientras converso con un experto en Chile. A él le preocupa la situación allí, con los números de casos que hasta hace poco eran bajos, pero crecen con rapidez. Esto ocurre globalmente, aunque con ciertas distinciones en cuanto a las tendencias, ya que el virus expone las diferencias en la calidad de gobernanza y en liderazgo entre países, un tema para abordarlo separadamente.
No soy un epidemiólogo, aunque entienda de números. En cuanto a temas de ciencia, a medidas específicas y prescripciones de políticas, las dejo en manos de los expertos, como también espero que lo hagan los políticos. Claro que --con toda humildad-- me parece que, más allá del distanciamiento social, se precisan urgentemente medidas de aislamiento y de aceleración de testeo extenso, considerando la evidencia empírica disponible (incluso la que viene de Corea y Taiwán; y, como fue reportado en el Financial Times, en la localidad italiana de Vo, cerca de Venecia, donde han detenido por completo la propagación del virus).
Aquí, ahora, en estos tiempos extraordinarios, quiero compartir algo de índole menos analítica y más personal.
Mi pareja y yo hemos sido muy estrictos respecto a quedarnos en casa, con cuatro gatos, y en limpiarnos las manos y las superficies de los contenedores que entran a la casa. Estamos siendo muy cuidadosos en parte porque no somos jóvenes; más bien ya unas décadas alejados de ello. Sin embargo, gozamos de buena salud, y estamos al tanto que personas de cualquier edad pueden ser afectadas seriamente (incluso jóvenes adultos). Y con tan pocos ciudadanos testeados, no sabemos cuántos pueden portar el virus silenciosamente, incluyendo cada uno de nosotros, por lo que hay que tomarse seriamente las medidas de distanciamiento y aislamiento, y acelerar los testeos rápidos de multitudes.
Con cuidado, fijándome que muy pocos estaban en la calle, hace unos días me aventuré a salir brevemente del departamento. Iba a la droguería a una cuadra, estimando que el camión semanal ya habría llegado a reponer parcialmente los estantes vacíos. Necesitábamos un producto particularmente escaso: una de esas bellas botellitas verde de desinfectante para manos. Pregunté en el mostrador si tenían alguna y me dijeron que justo habían vendido las últimas.
Entonces, una mujer joven que estaba pagando en otro mostrador se volteó hacia mí, abrió su bolsa, y rápidamente me entregó una botellita de desinfectante para manos. Aunque me pareció conmovedor, me resistí al inicio, diciéndole que era realmente suya y que ella también necesitaba usarla. Ella insistía que la tomara, explicándome que tenía dos botellitas más y enfatizando que necesitamos compartir. Incluso ella rechazó rotundamente a que le pagara el costo de la botella.
Le agradecí de corazón, manteniendo la distancia social apropiada, y ella se comenzó a ir. Un hombre de por lo menos ochenta años, cojeando y usando bastón se acercó a mí, deslumbrado a la vista de la botellita de desinfectante en mi mano, que justo me habían regalado. Me preguntó si quedaban más en el estante de la droguería, y que dónde podían encontrarlas. No quedan más, le respondí, pero que podía tomar la mía. Sin embargo, resulta que la joven ‘ángel’ nos alcanzó a escuchar mientras salía, así que se acerca a nosotros, abre nuevamente su bolsa, saca una segunda botella y le dice al señor con el bastón que tome el de ella y no la mía. Él también se sintió conmovido. Así que cada uno salió con una botellita.
Fuera de la tienda, a distancia, le pregunté su primer nombre, le di el mío, y le pregunté si era originalmente de Canadá. Me respondió amablemente que no, que era una ciudadana americana. Me preguntó de dónde era yo y, cuando le contesté Chile, se preguntó porque había pensado que ella era canadiense. Así fue que le comenté sobre un nuevo término creado en Canadá, que es ya todo un movimiento allá, del que ella se había vuelto parte sin saberlo: “caremongering”.
Contrastando lo negativo (como es común frecuentemente por razones políticas) que es ‘scaremongering’ (alarmismo extremo), ‘caremongering’ es positivo, y se refiere a actos de solidaridad y de ayuda mutua que suelen convertirse en acciones comunitarias concretas. Estas, en pocos días durante la semana pasada, se expandieron rápidamente por Canadá. La joven apreció nuestro intercambio, y me preguntó si necesitábamos ayuda, y le pregunté igualmente. Nos despedimos.
Caremongering es de suma importancia durante esta época extraordinaria. En español, una opción es llamarlo altruismo social (o comunitario), contrastándolo con el alarmismo extremo. Me imagino que los lectores tendrán mejores sugerencias. Lo importante de ello es tener una conversación abierta sobre cómo mirar las cosas y actuar en forma distinta a la cual hemos estado acostumbrados.
De hecho, muchos de nosotros ya estamos realizando “caremongering” individualmente en nuestras comunidades, y en nuestras organizaciones, y hay mucho más que podemos hacer en los próximos días, semanas y meses. Esto incluye lo que prácticamente podemos hacer con las personas y comunidades en cuanto a apoyar mejoras de gobernanza y rendición de cuentas alrededor del mundo. En estos momentos, los gobiernos y sus líderes deben priorizar las medidas claves para frenar el contagio masivo por el virus y reforzar el servicio de salud a los afectados, al mismo tiempo de proveer un estímulo macroeconómico enorme para salvar las economías y proteger las capas más vulnerables de la población, dentro de un marco de un contrato social equitativo.
Y podemos contribuir mucho desde las organizaciones a las cuales estamos afiliados, como NRGI y muchas otras, donde hay tanta riqueza de conocimiento, información, y datos. Y con las herramientas y cursos de aprendizaje remoto y virtual – que existen y que se vienen – hay oportunidades por delante, construyendo en base a lo existente e innovando tomando en cuenta nuestra nueva realidad. Para todos que ya están en casa, ilustrando el poder de combinar la diversión y el contenido relevante de las herramientas virtuales, menciono el juego de simulación Petronia, una herramienta pedagógica virtual que se enfoca en cómo evitar la maldición de los recursos naturales. Y les puede interesar las reflexiones de colegas sobre los desafíos de gobernanza de recursos ficticios, como Wakanda.
Caremongering también implica compartir cómo poder disfrutar de nuestras largas estadías en el hogar, donde hay más tiempo para temas espirituales y de reflexión. Dada alguna de mis pasiones, comparto sugerencias de algunos recursos relacionados con la música y el arte, entre otros.
Resulta que debido al cierre forzado de la mayoría de las salas de espectáculos alrededor del mundo, un grupo de grandes organizaciones artísticas están transmitiendo conciertos completos de música clásica y óperas. Aquí comparto una lista. Esta música puede tener un efecto saludable, tanto para la mente como para el alma. Considerando que algunos prefieren otro tipo de música, también proveo otros links. Y quienes me conocen no se sorprenderán de encontrar una breve mención al fútbol y al ajedrez. Todo esto me lleva a concluir con una mención a Italia.
Óperas y música clásica
Soy afortunado de haber presenciado conciertos y óperas en más de una docena de estos lugares a continuación y de haber visto las óperas mencionadas en vivo. No soy un experto, pero me tome la libertad de resaltar en negrita algunos teatros de ópera que conozco bien.
1. Orquesta Sinfónica de Seattle: Conciertos de música clásica.
2. Filarmónica de Berlín: Transmite más de 600 conciertos gratuitos durante el próximo mes. Sólo regístrate, el primer mes es gratis y no necesitas cancelar. Orquesta única. E incluso muestran una versión admirable avant-garde de la opera de un acto Suor Angelica de Puccini.
3. Operavision: No es un teatro de ópera en sí, pero tiene una colección de óperas gratuitas desde Europa que pueden ser ubicadas y transmitidas por Youtube – no se necesita registro.
4. Metropolitan Opera (el venerado Met) está transmitiendo gratis una ópera cada día desde Nueva York. Es único. Esta semana una opera de Wagner diaria, y la próxima semana de varios otros compositores.
5. Teatro Regio di Torino
6. Bayerische Staatsoper, desde Munich, con maravillosas óperas y conciertos ya disponibles en línea, y otros más adelante.
7. Teatro Massimo en Palermo.
8. Ópera Estatal de Viena (Vienna Staatsoper): uno de los mejores teatros de ópera del mundo, como el Met, también diariamente!
9. Orquesta del Festival de Budapest, dirigida por Ivan Fischer (un gran artista y gran demócrata).
10. Teatro Liceu, Barcelona
11. Teatro Real, Madrid
12. Ópera de París (Bastille), gran opera de Paris. Para mas humor, luego también comenzara a transmitir la Opera Comique de Paris.
13. Ópera Nacional de Finlandia
14. Teatro Mayor, Bogotá. (¡Sí, hay también una vibrante ópera en mi continente!)
15. Finalmente, en esta categoría, muchas organizaciones británicas transmiten conciertos y los hacen disponibles por YouTube y otros canales, como el Wigmore Hall para conciertos de cámara, y los canales de YouTube de la Orquesta Sinfónica Escocesa de la BBC y la Orquesta Sinfónica de Londres. Y el famoso Royal Opera House (ROH, en Covent Garden en Londres), comenzara luego.
Y se espera que luego de La Monnaie de Bruselas, La Scala de Milan, de Los Angeles opera, y de Staatsoper de Stuttgart habran transmiciones también. Y en el pasado he asistido a producciones extraordinarias de opera en otros lugares lejanos como Manaus (Teatro Amazonas en Brasil), Cape Town (Sudáfrica), Praga, y en los famosos teatros Colon (Buenos Aires) y Municipal (Santiago), así como en Oslo, Copenhague, Estocolmo, Kiev, Moscú y Sídney, entre otros. Todavia estos no transmiten en línea. No duden en contactarnos (aquí) si transmisiones no anticipadas comienzan desde algún teatro de ópera.
Otra música
Sobre otros servicios de transmisión de música y conciertos, haz clic aquí para la lista de Los Angeles Times. Para música latina y radio, aquí.
Teatro
¿Qué tal ver shows gratuitos de teatro en línea? Aquí hay varias opciones con links.
Museos
¿Quieres ir a un gran museo, o muchos, en las próximas semanas? De forma virtual, claro. Aquí hay una lista larga de 12. Si estás listo para más todavía, aquí tienes acceso a 500 de ellos.
Fútbol
Sí, lo leíste bien, ¡fútbol! Uno puede ser apasionado por la música y el fútbol a la vez, y mucho de mis amigos la tienen difícil por no poder ir a jugar o ver fútbol estos días. Revisa aquí para la jornada de la FIFA en YouTube en transmisión gratuita.
Ajedrez
Con la aplicación chess.com pueden jugar ajedrez con la computadora, o mejor con familiares, amistades or desconocidos en cualquier rincón del planeta. Entre otros, lo uso para jugar con los hijos de mi sobrina.
Mascarilla de Tela
Caremongering de verdad. Mi pareja esta consiguiendo tela y comenzando a preparar varias mascarillas de tela para la cara para algun@s que realmente la necesitan aquí. Aquí uno de varios videos explicando la forma casera de hacerlas.
Empatía con Italia
Para terminar por ahora, conectando el virus, la ópera virtual, caremongering y el fútbol, con una cálida empatía con Italia en cuarentena, donde la ópera se originó hace siglos, comparto este sobrecogedor video amateur: La Fuerza Aérea italiana volando un avión, que representa el virus, para encontrarse con otros aviones de combate que transmiten los colores de la bandera italiana, mientras Pavarotti canta a Nessun Dorma de Turandot de Puccini, con las letras "nostor@s venceremos" (we shall overcome). Y también desafiando el virus, esta breve interpretación emocionante del himno nacional no oficial de Italia, el aria de los esclavos ‘Va Pensiero’ de la opera Nabucco, de Verdi.
Daniel Kaufmann es el Asesor Principal y ex Presidente y CEO de NRGI, y afiliado con Brookings Institution como investigador principal no residente.
Estoy madrugando, recluido en nuestro departamento en un barrio que era hasta hace una semana el vibrante centro de actividades para la juventud en Washington, D.C. Estudio el contenido de cuatro pantallas en frente de mí, intentando comprender los datos sobre la propagación y letalidad del coronavirus alrededor del mundo, mientras converso con un experto en Chile. A él le preocupa la situación allí, con los números de casos que hasta hace poco eran bajos, pero crecen con rapidez. Esto ocurre globalmente, aunque con ciertas distinciones en cuanto a las tendencias, ya que el virus expone las diferencias en la calidad de gobernanza y en liderazgo entre países, un tema para abordarlo separadamente.
No soy un epidemiólogo, aunque entienda de números. En cuanto a temas de ciencia, a medidas específicas y prescripciones de políticas, las dejo en manos de los expertos, como también espero que lo hagan los políticos. Claro que --con toda humildad-- me parece que, más allá del distanciamiento social, se precisan urgentemente medidas de aislamiento y de aceleración de testeo extenso, considerando la evidencia empírica disponible (incluso la que viene de Corea y Taiwán; y, como fue reportado en el Financial Times, en la localidad italiana de Vo, cerca de Venecia, donde han detenido por completo la propagación del virus).
Aquí, ahora, en estos tiempos extraordinarios, quiero compartir algo de índole menos analítica y más personal.
Mi pareja y yo hemos sido muy estrictos respecto a quedarnos en casa, con cuatro gatos, y en limpiarnos las manos y las superficies de los contenedores que entran a la casa. Estamos siendo muy cuidadosos en parte porque no somos jóvenes; más bien ya unas décadas alejados de ello. Sin embargo, gozamos de buena salud, y estamos al tanto que personas de cualquier edad pueden ser afectadas seriamente (incluso jóvenes adultos). Y con tan pocos ciudadanos testeados, no sabemos cuántos pueden portar el virus silenciosamente, incluyendo cada uno de nosotros, por lo que hay que tomarse seriamente las medidas de distanciamiento y aislamiento, y acelerar los testeos rápidos de multitudes.
Con cuidado, fijándome que muy pocos estaban en la calle, hace unos días me aventuré a salir brevemente del departamento. Iba a la droguería a una cuadra, estimando que el camión semanal ya habría llegado a reponer parcialmente los estantes vacíos. Necesitábamos un producto particularmente escaso: una de esas bellas botellitas verde de desinfectante para manos. Pregunté en el mostrador si tenían alguna y me dijeron que justo habían vendido las últimas.
Entonces, una mujer joven que estaba pagando en otro mostrador se volteó hacia mí, abrió su bolsa, y rápidamente me entregó una botellita de desinfectante para manos. Aunque me pareció conmovedor, me resistí al inicio, diciéndole que era realmente suya y que ella también necesitaba usarla. Ella insistía que la tomara, explicándome que tenía dos botellitas más y enfatizando que necesitamos compartir. Incluso ella rechazó rotundamente a que le pagara el costo de la botella.
Le agradecí de corazón, manteniendo la distancia social apropiada, y ella se comenzó a ir. Un hombre de por lo menos ochenta años, cojeando y usando bastón se acercó a mí, deslumbrado a la vista de la botellita de desinfectante en mi mano, que justo me habían regalado. Me preguntó si quedaban más en el estante de la droguería, y que dónde podían encontrarlas. No quedan más, le respondí, pero que podía tomar la mía. Sin embargo, resulta que la joven ‘ángel’ nos alcanzó a escuchar mientras salía, así que se acerca a nosotros, abre nuevamente su bolsa, saca una segunda botella y le dice al señor con el bastón que tome el de ella y no la mía. Él también se sintió conmovido. Así que cada uno salió con una botellita.
Fuera de la tienda, a distancia, le pregunté su primer nombre, le di el mío, y le pregunté si era originalmente de Canadá. Me respondió amablemente que no, que era una ciudadana americana. Me preguntó de dónde era yo y, cuando le contesté Chile, se preguntó porque había pensado que ella era canadiense. Así fue que le comenté sobre un nuevo término creado en Canadá, que es ya todo un movimiento allá, del que ella se había vuelto parte sin saberlo: “caremongering”.
Contrastando lo negativo (como es común frecuentemente por razones políticas) que es ‘scaremongering’ (alarmismo extremo), ‘caremongering’ es positivo, y se refiere a actos de solidaridad y de ayuda mutua que suelen convertirse en acciones comunitarias concretas. Estas, en pocos días durante la semana pasada, se expandieron rápidamente por Canadá. La joven apreció nuestro intercambio, y me preguntó si necesitábamos ayuda, y le pregunté igualmente. Nos despedimos.
Caremongering es de suma importancia durante esta época extraordinaria. En español, una opción es llamarlo altruismo social (o comunitario), contrastándolo con el alarmismo extremo. Me imagino que los lectores tendrán mejores sugerencias. Lo importante de ello es tener una conversación abierta sobre cómo mirar las cosas y actuar en forma distinta a la cual hemos estado acostumbrados.
De hecho, muchos de nosotros ya estamos realizando “caremongering” individualmente en nuestras comunidades, y en nuestras organizaciones, y hay mucho más que podemos hacer en los próximos días, semanas y meses. Esto incluye lo que prácticamente podemos hacer con las personas y comunidades en cuanto a apoyar mejoras de gobernanza y rendición de cuentas alrededor del mundo. En estos momentos, los gobiernos y sus líderes deben priorizar las medidas claves para frenar el contagio masivo por el virus y reforzar el servicio de salud a los afectados, al mismo tiempo de proveer un estímulo macroeconómico enorme para salvar las economías y proteger las capas más vulnerables de la población, dentro de un marco de un contrato social equitativo.
Y podemos contribuir mucho desde las organizaciones a las cuales estamos afiliados, como NRGI y muchas otras, donde hay tanta riqueza de conocimiento, información, y datos. Y con las herramientas y cursos de aprendizaje remoto y virtual – que existen y que se vienen – hay oportunidades por delante, construyendo en base a lo existente e innovando tomando en cuenta nuestra nueva realidad. Para todos que ya están en casa, ilustrando el poder de combinar la diversión y el contenido relevante de las herramientas virtuales, menciono el juego de simulación Petronia, una herramienta pedagógica virtual que se enfoca en cómo evitar la maldición de los recursos naturales. Y les puede interesar las reflexiones de colegas sobre los desafíos de gobernanza de recursos ficticios, como Wakanda.
Caremongering también implica compartir cómo poder disfrutar de nuestras largas estadías en el hogar, donde hay más tiempo para temas espirituales y de reflexión. Dada alguna de mis pasiones, comparto sugerencias de algunos recursos relacionados con la música y el arte, entre otros.
Resulta que debido al cierre forzado de la mayoría de las salas de espectáculos alrededor del mundo, un grupo de grandes organizaciones artísticas están transmitiendo conciertos completos de música clásica y óperas. Aquí comparto una lista. Esta música puede tener un efecto saludable, tanto para la mente como para el alma. Considerando que algunos prefieren otro tipo de música, también proveo otros links. Y quienes me conocen no se sorprenderán de encontrar una breve mención al fútbol y al ajedrez. Todo esto me lleva a concluir con una mención a Italia.
Óperas y música clásica
Soy afortunado de haber presenciado conciertos y óperas en más de una docena de estos lugares a continuación y de haber visto las óperas mencionadas en vivo. No soy un experto, pero me tome la libertad de resaltar en negrita algunos teatros de ópera que conozco bien.
1. Orquesta Sinfónica de Seattle: Conciertos de música clásica.
2. Filarmónica de Berlín: Transmite más de 600 conciertos gratuitos durante el próximo mes. Sólo regístrate, el primer mes es gratis y no necesitas cancelar. Orquesta única. E incluso muestran una versión admirable avant-garde de la opera de un acto Suor Angelica de Puccini.
3. Operavision: No es un teatro de ópera en sí, pero tiene una colección de óperas gratuitas desde Europa que pueden ser ubicadas y transmitidas por Youtube – no se necesita registro.
4. Metropolitan Opera (el venerado Met) está transmitiendo gratis una ópera cada día desde Nueva York. Es único. Esta semana una opera de Wagner diaria, y la próxima semana de varios otros compositores.
5. Teatro Regio di Torino
6. Bayerische Staatsoper, desde Munich, con maravillosas óperas y conciertos ya disponibles en línea, y otros más adelante.
7. Teatro Massimo en Palermo.
8. Ópera Estatal de Viena (Vienna Staatsoper): uno de los mejores teatros de ópera del mundo, como el Met, también diariamente!
9. Orquesta del Festival de Budapest, dirigida por Ivan Fischer (un gran artista y gran demócrata).
10. Teatro Liceu, Barcelona
11. Teatro Real, Madrid
12. Ópera de París (Bastille), gran opera de Paris. Para mas humor, luego también comenzara a transmitir la Opera Comique de Paris.
13. Ópera Nacional de Finlandia
14. Teatro Mayor, Bogotá. (¡Sí, hay también una vibrante ópera en mi continente!)
15. Finalmente, en esta categoría, muchas organizaciones británicas transmiten conciertos y los hacen disponibles por YouTube y otros canales, como el Wigmore Hall para conciertos de cámara, y los canales de YouTube de la Orquesta Sinfónica Escocesa de la BBC y la Orquesta Sinfónica de Londres. Y el famoso Royal Opera House (ROH, en Covent Garden en Londres), comenzara luego.
Y se espera que luego de La Monnaie de Bruselas, La Scala de Milan, de Los Angeles opera, y de Staatsoper de Stuttgart habran transmiciones también. Y en el pasado he asistido a producciones extraordinarias de opera en otros lugares lejanos como Manaus (Teatro Amazonas en Brasil), Cape Town (Sudáfrica), Praga, y en los famosos teatros Colon (Buenos Aires) y Municipal (Santiago), así como en Oslo, Copenhague, Estocolmo, Kiev, Moscú y Sídney, entre otros. Todavia estos no transmiten en línea. No duden en contactarnos (aquí) si transmisiones no anticipadas comienzan desde algún teatro de ópera.
Otra música
Sobre otros servicios de transmisión de música y conciertos, haz clic aquí para la lista de Los Angeles Times. Para música latina y radio, aquí.
Teatro
¿Qué tal ver shows gratuitos de teatro en línea? Aquí hay varias opciones con links.
Museos
¿Quieres ir a un gran museo, o muchos, en las próximas semanas? De forma virtual, claro. Aquí hay una lista larga de 12. Si estás listo para más todavía, aquí tienes acceso a 500 de ellos.
Fútbol
Sí, lo leíste bien, ¡fútbol! Uno puede ser apasionado por la música y el fútbol a la vez, y mucho de mis amigos la tienen difícil por no poder ir a jugar o ver fútbol estos días. Revisa aquí para la jornada de la FIFA en YouTube en transmisión gratuita.
Ajedrez
Con la aplicación chess.com pueden jugar ajedrez con la computadora, o mejor con familiares, amistades or desconocidos en cualquier rincón del planeta. Entre otros, lo uso para jugar con los hijos de mi sobrina.
Mascarilla de Tela
Caremongering de verdad. Mi pareja esta consiguiendo tela y comenzando a preparar varias mascarillas de tela para la cara para algun@s que realmente la necesitan aquí. Aquí uno de varios videos explicando la forma casera de hacerlas.
Empatía con Italia
Para terminar por ahora, conectando el virus, la ópera virtual, caremongering y el fútbol, con una cálida empatía con Italia en cuarentena, donde la ópera se originó hace siglos, comparto este sobrecogedor video amateur: La Fuerza Aérea italiana volando un avión, que representa el virus, para encontrarse con otros aviones de combate que transmiten los colores de la bandera italiana, mientras Pavarotti canta a Nessun Dorma de Turandot de Puccini, con las letras "nostor@s venceremos" (we shall overcome). Y también desafiando el virus, esta breve interpretación emocionante del himno nacional no oficial de Italia, el aria de los esclavos ‘Va Pensiero’ de la opera Nabucco, de Verdi.
Daniel Kaufmann es el Asesor Principal y ex Presidente y CEO de NRGI, y afiliado con Brookings Institution como investigador principal no residente.
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Daniel Kaufmann
President Emeritus