La transición energética en el nuevo plan de negocios de Pemex
El plan de negocios presentado por Pemex a fines de 2022 incluye, por primera vez y de forma explícita, la transición energética y la descarbonización. ¿Cuál podría ser el impacto de la contracción del mercado internacional de hidrocarburos para Pemex? ¿Qué medidas puede tomar la petrolera estatal para adaptarse a este nuevo contexto de transición energética global?
A fines del 2022, la empresa petrolera estatal Pemex presentó su nuevo plan de negocios el cual, por primera vez, hace referencia explícita a la transición energética y a los procesos de descarbonización tanto a nivel global como nacional. En sus planes de negocios anteriores (2012, 2016 y 2019), Pemex se limitaba a enunciar acciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) como parte de los objetivos de mejora de su desempeño ambiental, sostenibilidad y relación con las comunidades. Sin embargo, ahora también reconoce la aceleración de la transición energética global, y los riesgos e impactos económicos que la futura contracción del mercado internacional de hidrocarburos podría tener para la empresa.
Este reconocimiento por parte de Pemex es importante para todos los mexicanos pues la transición energética tendrá importantes implicancias para la economía de países productores de petróleo y gas; en particular, aquellos que cuentan con empresas petroleras estatales (NOC, por sus siglas en inglés). De acuerdo con estimaciones del Carbon Tracker, bajo un escenario de cero emisiones netas al 2050, los ingresos petroleros del Gobierno mexicano caerían en un 84 %.
Esto es relevante considerando que, al cierre del 2022, el 22.5% de los ingresos presupuestales del Gobierno provienen del petróleo y 12.8 % de Pemex (según el Sistema de Información Económica del Banco de México). Además, Pemex es el principal proveedor de petróleo y gas internamente, con un 40 % de su producción de petróleo dirigida al Sistema Nacional de Refinerías y un 80 % de su producción de gas dirigida al consumo interno, según cifras del Banco de México. Pemex también genera cerca de 130 000 empleos directos y 400 000 indirectos, de acuerdo con su último plan de negocios.
Por ello, el proceso de descarbonización de las empresas petroleras estatales como Pemex, no solo es un tema que debe ser analizado desde el plano ambiental. Considerar y anticipar los impactos económicos es parte de la discusión necesaria que hay que tener para abonar a una transición energética justa en beneficio de los ciudadanos de países productores de petróleo y gas.
Mover a las empresas petroleras estatales hacia la transición energética no será un proceso fácil. La complejidad empieza desde el objetivo de este tipo de empresas petroleras. Por lo general, las NOC no tienen solo un objetivo comercial, sino que también buscan garantizar el acceso a la energía, desarrollo económico y procurar un balance en inversiones bajas en carbono. De acuerdo con lo discutido en el Foro Económico Global, estos objetivos adicionales podrían limitar la flexibilidad de las operaciones y la estructura financiera de las NOC para apartarse de los combustibles fósiles. Además, las NOC también son importantes fuentes de trabajo, y el hecho de estar atadas a ciclos políticos dificulta una planeación de largo aliento.
A pesar de estar muy expuestas al riesgo de la transición, muchas NOC siguen haciendo apuestas arriesgadas en proyectos de petróleo y gas que podría no monetizarse si la transición energética global acelera su ritmo. Las NOC que están más expuestas a una rápida caída de la demanda por ser menos competitivas, o las que son menos capaces de mitigar los impactos potenciales por estar altamente endeudadas, como es el caso de Pemex, tendrían que ser incluso más cautas.
El reconocimiento de la transición energética y sus riesgos en el Plan de Negocios de Pemex es un primer paso para adaptarse y desarrollar una estrategia de mitigación y reducción de estos riesgos y sus impactos, y una invitación para definir el camino que esta empresa podría seguir bajo este escenario de transición energética. En la siguiente sección describiremos qué referencias a la transición energética encontramos más relevantes dentro del Plan de Negocios y por dónde podrían ir las estrategias de cambio para Pemex en este contexto.
Transición energética y Pemex
En el análisis FODA que PEMEX presenta en su Plan de Negocios 2023-2027, deja ver al menos dos distintos tipos de riesgos asociados a la transición energética y la descarbonización. En primer lugar, señala como riesgo la intensidad de sus emisiones directas y las brechas importantes para cumplir la meta de cero emisiones netas. El Plan de Negocios menciona, entre otros retos, los altos niveles de quema de gas que tiene Pemex y las limitaciones para el financiamiento de sus compromisos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG o ESG, por sus siglas en inglés). Un segundo tipo de riesgo tiene que ver con la disminución del tamaño del mercado para el crudo y los productos de Pemex. Por ejemplo, se menciona como riesgo el incremento de los vehículos eléctricos y la caída en la demanda de combustibles que esto implica, así como la tendencia a la baja de la demanda de plásticos que responde a la normatividad ambiental.
Aunque estos riesgos están relacionados con la transición energética y la descarbonización, las medidas que requeriría Pemex para hacer frente al primer y segundo tipo de riesgos son distintas.
Riesgos relacionados con la reducción de emisiones directas de Pemex
El Plan de Negocios de Pemex tiene como primer objetivo estratégico el de “Consolidar la ruta hacia un desempeño sostenible”, a través del cual se busca reducir emisiones en las diferentes actividades comerciales y a lo largo de su cadena productiva, es decir, sus emisiones directas o (Scope 1). Pemex reconoce que la inclusión de este objetivo responde a la presión de inversionistas que exigen mejoras en compromisos ASG, aunque estas medidas de mitigación son también relevantes para el impacto ambiental de la empresa y para la agenda climática de México. Sin embargo, y a pesar de ser un objetivo priorizado al inicio del Plan, en el documento no se puede ver una estrategia o acciones concretas de implementación.
Por ello, es fundamental que Pemex proporcione mayor información tanto de las acciones que está realizando para la reducción de emisiones como de los resultados de dichas acciones. Una mayor difusión de la información por parte de la empresa puede ser una herramienta poderosa para generar mayor confianza de inversionistas y socios comerciales. A nivel global, los reguladores financieros están buscando más información sobre riesgos de transición y descarbonización. En particular, la Securities Exchange Commission (SEC), regulador al que Pemex tiene que reportar, está en un proceso de consulta para establecer reglas para que las compañías reporten información estandarizada sobre los riesgos climáticos y las estrategias que están implementando para resolverlos. Este es solo un ejemplo de cómo la difusión de información sobre riesgos climáticos, en especial para empresas del sector del petróleo y gas, será una señal importante para los inversionistas, y una muestra de que se están dando cambios efectivos en la implementación de políticas al interior de la empresa.
Más allá de las presiones de los inversionistas, también la sociedad civil en México está interesada y participa activamente para que Pemex, y otras empresas petroleras, brinden más información sobre el cumplimiento de la regulación ambiental y sus metas climáticas. Recientemente, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), la Iniciativa Climática México (ICM) y Nuestro Futuro lanzaron el Observatorio de Metano de México (OBMEM) que tiene, entre sus objetivos, vigilar la implementación de la regulación para reducir emisiones de metano.
Todos estos esfuerzos llevarán a una mayor presión sobre Pemex, para una mejor y más rápida implementación de sus compromisos en materia de reducción de emisiones, en particular de metano, que, además de las ventajas ambientales, podría traer beneficios económicos para la empresa. Por tanto, estas medidas representan un claro beneficio para todos los mexicanos.
Riesgos relacionados con la disminución del tamaño del mercado para los productos de Pemex
Es importante señalar que la reducción en las emisiones que plantea Pemex entre sus metas no está relacionada con un proceso integral de descarbonización de la empresa pues sigue buscando incrementar la producción de petróleo y sus derivados. Por ello, Pemex establece sus objetivos de reducción de emisiones en términos absolutos y corresponden, únicamente, a sus emisiones directas.
Si bien el nuevo Plan de Negocios reconoce que en el contexto de transición energética global en el que nos encontramos existen riesgos relacionados con la disminución del tamaño de los mercados de fuentes fósiles, en el documento no se establece un objetivo en el que se considere este tipo de riesgo, solo hay planes para reducir sus emisiones directas.
Con la actual situación financiera de Pemex, reconocida como la empresa petrolera más endeudada del mundo, el riesgo económico que Pemex puede enfrentar en los próximos años por la transición energética global, hace necesario considerar diferentes escenarios y alternativas sobre su futuro. Sobre todo, si consideramos que ya se han otorgado una gran cantidad de recursos públicos sin una debida rendición de cuentas. Según cifras del IMCO, entre el 2019 y el 2022, se han otorgado a Pemex 769.8 miles de millones de pesos mexicanos del presupuesto público, en forma de aportaciones al capital, créditos fiscales y otros apoyos e incentivos, sin establecer un compromiso por parte de la empresa en el uso de los recursos.
Reconocer el riesgo de la transición: un paso clave para Pemex y un llamado a la sociedad civil
Resulta complejo pensar en estrategias de cambio para empresas petroleras estatales como Pemex en un contexto de transición energética; sin embargo, es imperativo hacerlo. Primero, porque estas empresas representan más del 50% de la producción de hidrocarburos del mundo y, por lo tanto, su descarbonización es fundamental para poder cumplir con las metas climáticas; segundo, por el alto riesgo que la transición global puede representar para los países productores para su desarrollo y el de sus ciudadanos.
En esta guía de incidencia de NRGI se brindan algunos elementos que podrían ayudar a identificar estrategias para el cambio en las NOC. Entre las características se encuentra el grado de apertura (openness) de la NOC, que se refiere a qué tanto responde la NOC a fuentes externas de presión distintas a las de su gobierno, ya sea por parte de inversionistas privados internacionales o la rendición de cuentas a sus ciudadanos. Por ejemplo, las empresas petroleras estatales que cotizan en bolsa tienen una mayor presión por parte de los inversionistas y accionarios; y las empresas con un director independiente del gobierno y con fuertes prácticas de gobierno corporativo responden de mejor forma a las preocupaciones de sus ciudadanos.
Como describimos anteriormente, en el plan de negocios de Pemex se hace alusión directa a la presión que han ejercido los inversionistas y tenedores de bonos para mejorar su desempeño en criterios ASG y reducción de emisiones; sin embargo, Pemex no hace referencia a alguna fuente de presión por parte de grupos de sociedad civil o ciudadanos mexicanos. Por el contrario, confía en que el apoyo del Gobierno ayudará a cumplir sus planes y a lidiar su difícil situación financiera. Por ello, más allá de la presión que los inversionistas y los tenedores de bonos pudieran generar, la sociedad civil organizada y la ciudadanía tiene que encontrar formas de ser escuchada, de poner sus preocupaciones en la mesa y pedir que Pemex aclare las acciones que llevará a cabo para enfrentar y mitigar el riesgo que impone la transición energética en el futuro de la empresa y de México.
Las actividades y finanzas de Pemex son parte importante de la agenda pública. Este año, con la puesta en marcha de las campañas presidenciales, sería importante escuchar cuáles son los planes para Pemex después de que la estatal ha reconocido, por primera vez, los riesgos que la transición energética puede tener en la empresa. Más allá de reconocer estos riesgos, Pemex podría comenzar a pensar en una estrategia más profunda que incluya, entre otros componentes, líneas de negocio bajas en carbono, una reconfiguración de los portafolios del petróleo y gas natural, así como modelos rentables para gestionar el carbono y la producción de combustibles sostenibles.
Los autores quisieran agradecer a Juan Luis Dammert, Anna Cartagena por sus comentarios a este artículo, así como a Andrea Furnaro y David Manley por el trabajo que han realizado en torno a este tema.
Authors
Fernanda Ballesteros
Mexico Country Manager
Ricardo Troncoso
Mexico Officer